En esta etapa del año, al igual que el año pasado, se empieza a notar que tengo un poco de TOC (u OCD), porque me desespera el desorden de mi pieza y tengo algo así como síndrome de abstinencia por no ordenarla. No hallo la hora de que llegue el día después de mis exámenes (o como el año pasado, después de la PSU) para ordenar mi pieza. Me encanta partir por los interiores, dejar mis cajoneras y clósets perfectamente organizados bajo el criterio que considere pertinente, y luego irme a lo exterior, que es, principalmente, limpieza de espacio. En esta fecha hay papeles por todos lados: sobre mi velador y mi escritorio hay decenas de cosas que no quiero que estén, y en general, todo es un gran caos que se ve a simple vista. Al menos, a mí me genera esa sensación de caos por esta faceta mía que padece de TOC. No es que no pueda seguir haciendo mi vida por el desorden que hay, pero hace que no me sienta del todo cómoda en mi propio cuarto, porque tengo el constante pensamiento de que debería ordenarlo.
Una vez ordenado todo, me dedicaré a decorar. Colocaré fotitos en marcos y las colgaré, reanudaré mi proyecto de decoración con bastidores, haré o compraré algún organizador de collares, buscaré estanteros y repisas, para rellenar ordenadamente los espacios que por ahora he rellenado con más desorden y, probablemente, también buscaré una manera efectiva de dejar los cables no tan a la vista.
Ansío que llegue ese momento. Aunque al principio me frustro porque saco todo y luego como que lo que no quiero dejar en cierto lugar, no sé donde dejarlo, no importa, porque después cuando estoy terminando (trabajo de una semana, porque normalmente interrumpo "el trabajo" por unos días), viene lo más entretenido.
