He descubierto que la Duna, cuando salgo de entrenamiento, pasa música perfecta para la hora. Es exquisita la sensación de irme escuchando esa música con el sol a mi espalda dándole una luz entre amarilla y anaranjada a todo lo que está en frente.
P.D. El otro día, la obra que vimos fue Viva la Diferencia (de Roberto Nicolini). Estuvo buena y bastante chistosa, aunque estaba orientada más a parejas casadas.
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